Dispuesta a abrir heridas,
y también a curar.
Una noche, una cama, un despertar,
y el reflejo de la piedad.
Dispuesta a abrir heridas,
dispuesta a curar,
banderillas de colores
sobre el cuello al sangrar.
Negra mata con reflejos,
un sudor cobrizo,
sobre el morro, resoplar.
Con arte, sobre la arena suspendida,
dispuesta a curar.
Lo que detiene, lo que echa para atrás.
Y de frente, el reflejo de tus ojos,
dispuesta, dispuesta a curar.
Las lágrimas de muerte,
no quieren vernos llorar, sino reir,
quieren vernos danzar y saltar
y el rojo de sangre,
no quiere sino matar.
No hay heridas,
cicatrizan, cuando se está dispuesta a
arriesgar, a curar.