Los colores de Londres, son: los que imaginarían los escritores en sueños dificilmente repetibles.Al llegar, cogimos como corresponde, el Gatwitck Expres.... que nos iba mostrando barrios periféricos sombríos, y parques misteriosos. Mi impresión fue distinta cuando paseamos por la ciudad. Subí en una oportunidad a la calle, mientras cambiabamos underground, y vi una fila de taxis enormes, de un rosa chillón, que mostraba la estampa de un barrio para mí hasta entonces desconocido. Londres, es en efecto la ciudad de colores imposibles, que contrastan arminiosamente, con un estilo genuíno, especial...
Sus parques, sus casas, el ambiente de los pub, el color del Támesis, las enfurruñadas y calmosas abadías, los conjuntos de casas de la parte central, efectivamente hacen imaginar detectives que nunca existieron... nada más que en libros.
Londres, es Londres (y no hay más): bosques con colores de gamas impensables, flores colocadas en hermosos buquet; los de los ladrillos de una extraña mezcla entre rojo, gris y granate; los de las pequeñas pantallas de lámparas sobre acogedoras camillas, que contrastan con fuertes tonos de fondo azules en sus telas, o de flores....sobre la pared.
Tiene también olores diversos, como el de la mañana a baicon frito, muy muy churruscadito, que nunca imaginé que me apeteciera, y que deboraba con un ansia abismal. Por descontado que la mermelada, el te, y la cerveza, también me gustaron... pero realmente aquello de lo que me hubiera apetecido impreganrme más, aquel inimaginable color a relato y a fábula, no pude, claro meterlo en la maleta... por eso, realmente hice pocas compras (algo de lo que se quejaron, el grupo de italianos, con el que íbamos). Londres es cara, pero lo más caro, no se puede comprar.
Es cierto, que si a alguién no le gusta Londres, como dijera aquel famoso escritor, es que no le gusta vivir. Por lo que veo, a mí me gusta mucho!!
