14.11.07

FRAGMENTOS. LA SEÑORITA CARPETA ROJA

Terminó la clase emocionada: satisfecha con el trabajo que se había hecho aquel día, ansiosa por volver a hacerlo...
Cogió sus carpetas y dispuesta a salir, agarró por su asa aquella cartera de tela que tanto éxito tenía entre sus colegas; entre aquellos que de vez en vez confesaban esas cosas intrascendentes respecto a los gustos, aquellos que en contra, no concedían ningun otro secreto. Pues bien, la agarró, sin haberla cerrado, y se le vinieron a abajo todas las carpetas que había metido en ella. Aún estaban esperando a las últimas indicaciones las cuatro alumnas que había convocado y se apresuraron a ayudarla. Las recogió del suelo, reunió el resto y las metió nuevamente en la exitosa cartera roja pero esta vez ató la goma interna para guardarlas bien... con la alegría y la rapidez del momento, tampoco cerró la cremallera y nuevamente cuando agarró por su asa a aquella preciosidad de cartera... se abrió en dos tirando por el peso de su mano hacia abajo. El despiste y la falta de memoria inmediata, eran dos cosas que sin duda la caracterizaban, con o sin cartera roja. Menos mal que para entonces, ya no quedaba nadie en la clase, porque habría arruinado su magnífica puesta en escena de aquella tarde. En fin, aunque muchos no lo supieran en la institución, ella misma era como esa carpeta roja. Nunca se cerraba