Creo que tengo once años, he retrocedido otros tantos y me siento contrahecha.
Soy una niña de once años que es feliz mirando el mar. He pasado mi primer verano en Cádiz, estoy más gorda de lo habitual. Me siento feliz: radiante porque he progresado en el colegio; en los juegos tengo la compañía de mi hermano y mi primo, con los que quiero ser mayor. Mi hermana aún juega a las muñecas pero también quiere ser mayor. La luz del sol baña mis pequeñas pecas y las transforma en sombrías; mi blanca piel se vuelve ocasionalmente rojiza y luego mate... Soy una niña pequeña que juega con la arena y con la luz del sol. Si soy feliz y quiero ser mayor ¿porqué me siento triste? no es lógico.
Nunca pensé que las madres pudieran sentirse niñas pequeñas.
Soy una niña de once años que es feliz mirando el mar. He pasado mi primer verano en Cádiz, estoy más gorda de lo habitual. Me siento feliz: radiante porque he progresado en el colegio; en los juegos tengo la compañía de mi hermano y mi primo, con los que quiero ser mayor. Mi hermana aún juega a las muñecas pero también quiere ser mayor. La luz del sol baña mis pequeñas pecas y las transforma en sombrías; mi blanca piel se vuelve ocasionalmente rojiza y luego mate... Soy una niña pequeña que juega con la arena y con la luz del sol. Si soy feliz y quiero ser mayor ¿porqué me siento triste? no es lógico.
Nunca pensé que las madres pudieran sentirse niñas pequeñas.