SEPTIEMBRE DE 1903
Aunque sea con engaños, que me ilusione ahora:
pero que no sienta el vacío de mi vida.
He estado tan cerca tantas veces.
Mas cómo me paralizaba, cómo me intimidé;
cerrada permaneció mi boca;
llorando dentro de mi alma vacía,
hundidos en el duelo mis deseos.
Tantas veces estuve tan cerca
de sus ojos, y de sus labios amorosos,
del soñado, del amado cuerpo.
Tantas veces estuve tan cerca.
KONSTANTINO KAVAFIS: El resplandor del deseo,
Editorial Renacimiento, Edición de 2011, pág. 89
Editorial Renacimiento, Edición de 2011, pág. 89