8.1.14

MIMETIZANDO LAS PARTES



















Anduve por caminos perezosos, marginales,
estreché las manos de embaucadores y maleantes,
al buen maestro que me enseñó a componer palabras
traicioné, comí en la mesa de mi hermano cuando
no me había invitado, perdonando su olvido.
Me perdí en cielos nublados que paralizaron
mis manos, mis piernas, mis andamios básicos,
entré en capillas bendecidas con alma de diablo.
Escuché palabras prohibidas para suaves y
profundas mentes, mimetizándome con sus conjuros,
alabé a dioses galácticos, a héroes de otros mundos,
descendí al infierno de la infancia resguardando
confusos temores indefinidos y poco científicos,
despaché asuntos importantes en bares de barrio,
me sometí a asuntos livianos en hoteles de primera.
Sububarna y rural de cerezas y patatera...
de tocino, callos y achuchones muy sonoros,
los que da la carne, los que la mente niebla...

Hoy camino descalza, por cada calle como si fuera
hierba recién cortada. Mi cuerpo se une a la ceniza
y a la tierra trabajada en bancales. Hoy bailo como
una poseída y canto a lo caballé, los versos de Sabina,
lloro sin ritmo, a azoteas asciendo sin miedo a resbalarme,
desciendo a sótanos sin llamas ni padecimientos,
uno con soltura mi infancia a mi descendencia.
Porque quise merecer merecimientos como besos,
mi cuerpo es el imán que ahora sacude desdichas.

Me ha liberado el yo sagrado de la tierra.