21.2.06

EL LAMENTO QUE SE HACE PROPIO

El lamento de los padres, termina seduciendo a los hijos. La palabra más nombrada, el pesar más repetido, la queja más pronunciada se graba en las mentes jóvenes como motivadoras y reproductoras de pesares; se incorpora a sus pensamientos, a sus vidas, terminan haciéndose suyas.
Al inicio, no se advierte. El niño ve que alguien cercano sufre a veces (unos más llamativamente que otros), pero no lo comprende. Pregunta con sus toscas palabras y su rudimentaria mente (no experta, aún inmadura), interpretando como puede esos sucesos, que generan sentimientos. Pero las escenas, los sucesos, se graban y terminan siendo una pesada carga o bien una forma de respuesta sentida y hecha propia.ABPG