20.3.06

Análisis de la erudición 5

α
La situación del profesorado en la Universidad, lejos de mejorar, en los últimos años ha ido empeorando. No me refiero a las tareas en sí que hoy en día tiene que realizar el profesorado, sino a la falta de ayuda cuando las tareas se han incrementado en gran medida, y sobretodo a la falta de mediación en situaciones conflictivas; a dejar pasar situaciones de abuso de poder que otros adquieren, y por consiguiente al hecho de no pensar en el docente como persona, con una situación determinada, ignorando en la mayoría de los casos la existencia de derechos.

Día a día se pide la colaboración en materia de programación y docencia (recientemente la carta sobre las programaciones de asignaturas en la planificación docente confirma la última petición en este sentido).
Estamos haciendo grandes esfuerzos por adaptar nuestros conocimientos y programas a los requerimentos de la enseñanza superior en europa.
Tenemos que justificar, desde el inicio nuestros méritos y trabajos, retrotrayéndonos a nuestros primeros años de contrato en la Universidad (yo desde el 91) y haciendo solicitudes al efecto, para poder aumentar nuestra retribución; méritos que por otro lado, hemos justificado hace tiempo tanto al departamento, como a la propia universidad, lo cual duplica la tarea administrativa del docente.
Se han incrementado nuestras tareas burocráticas con el uso generalizado de las modernas tecnologías (desde actas, nóminas, hasta elaboración de programas y un largo etcétera), acrecentando nuestro trabajo en gran medida, sin un apoyo en personal que alivie esta carga de carácter administrativo, que cada vez es mayor, y termina siendo el trabajo principal, más allá de la docencia.
Por hacer valer los méritos personales, que tienen ya que estar registrados en una base de datos andaluza y nacional, tenemos que unirnos a grupos de investigación urgentemente, sin pensar siquiera en la viabilidad de estos grupos, en las relaciones internas entre sus miembros, en sus líneas de trabajo aceptando casi siempre por ser las áreas más cercanas.
La transparencia en la evaluación, y la existencia de los partes docentes, dejan al profesorado sin defensa, siendo la vigilancia y la caza de brujas, una constante, que paraliza al profesorado ante cualquier tipo de error.

Los enumerados son solo ejemplos de la diversificación y de la carga de trabajo a los que hemos respondido responsablemente los docentes. Existen sin embargo otras situaciones de clara indefensión, que influyen en el malestar docente y que deberían considerarse.
Si no se articulan medidas de control del abuso de poder o de decisiones sin razón, que se producen dentro de los grupos en la universidad, alguién deberá, através de sus unidades correspondientes, responder de los resultados y proporcionar otras alternativas.
El futuro de cualquier organización es su personal, y si éste se siente descontento y no oído, no tratado como persona, dicha organización, tiene un futuro poco esperanzador. Ω