No es tan fácil mantener la crítica, cuando no se puede ser ajeno al poder, o bien uno, está demasiado cerca de él. Eso le debió ocurrir a Goya, que a fuerza de no ser oído, quiso dejar de oir. Por lo menos tiene una plausible interpretación sicológica el comentario... aunque ya sabemos que no soy sicóloga y menos aún psicóloga.ABPG