22.9.06

Arreglos

El dice que me cambió el termostato y yo le tengo que creer. ¿Qué se yo de termostatos si en mi vida he visto un artilugio como ese, y seguro, que ya, mañana, se me va a olvidar como es, "eso" que dice que es un termostato.
Lo más difícil de las ausencias de los maridos, son las complicaciones que se les plantean a las mujeres, con las cosas de las reparaciones.
El tipo no hacía más que mirarme el pecho, se acercaba a mí hasta una distancia inaceptable y hablaba susurrando, casi al oído, quizá pensase que también a mí podía arreglarme algo. No se ni las veces que me he tenido que apartar para atrás, porque el tipo seguía aproximándose. El nivel de excitación de un tipo es diferente al de una tipa, está claro. La mujer no ve en todo momento ocasión, y menos en el momento en que un técnico te repara los electrodomésticos, sino que más bien tiene que meditar y preparar el ambiente (velas, paisaje, cena, passeggiata) y entonces está dispuesta a iniciar, que también lleva su tiempo. Pensando en este tipo, aseguro que se pasará la mañana, picoteando de flor en flor en vez de arreglando electrodomésticos. Me ha hecho el favor, de mirar el resto de mis electrodomésticos, que debido a una mente de economista como la de mi cuñado (que fue el que me los cedió), eran todos de la misma marca; y hasta ha bajado al coche a por un alargador para comprobar si funcionaba el lavavajillas. En ese momento he aprovechado, y me he cambiado la camiseta, he llamado a un amigo para que con una excusa me llamase pasado un cuarto de hora, y el tipo ha vuelto con el alargador. Parece que se ha calmado, pero yo no he podido hacer lo mismo hasta que se ha ido.
A mí me corría prisa que todo funcionase, y aunque no entraba en el precio de la visita el dichoso termostato, que encima era suyo, me lo ha cobrado, asegurando que era un precio legal. Cuando he llegado del cajero, por lo visto lo había cambiado, y me ha enseñado el viejo, metidito en una caja nueva. Si dice que me lo ha cambiado, yo no tengo más remedio que creerle. El caso, es que el frigorífico ha dejado de congelar la leche, que salía en cubitos blancos por el tetrabik.
Mi amigo, la coartada que me he inventado, no ha llamado; así que en mucho no me ha ayudado. De todas formas, yo pude estar más tranquila, pensando que alguien me iba a llamar… aunque haya pensado que hoy, me había dado la “loocá”