21.9.06

DESDE EL LÍBANO (DIARIO 3)


”Diario desde el Líbano”, se escribe hoy en directo, en primera persona.

Me agrada reconocer al pensador, que hay en el “Venda”, y creo observar también, que ejerce algo que no era una necesidad para él hasta ahora (la de escribir). Veo, por las expresiones (que en algunos casos he cambiado), su total inmersión entre los italianos, resultándole difícil encontrar palabras en español que definan sus verdaderos pensamientos. Quizá me eche de menos a mí, que en absoluto soy la “soledad”.
Aunque quiero tomarlo bien, hay cosas que dan miedo, hasta a la mujer más valiente. ABPG

"INTIMIDAD"
“Cuando me acosté ayer, a la una y veinte de la noche, me di cuenta de lo difícil que es, encontrar un momento para estar solo aquí. En la habitación somos tres; las duchas y lavabos son comunes; te afeitas siempre, esquivando otras dos quijadas con espuma, intentando atinar, no invadir el terreno del otro; las duchas tienen unas veces cortinas y otras no; como no hay fin de jornada de trabajo, convives con gente desde las ocho de la mañana hasta medianoche.
La intimidad, ese deseo razonablemente humano de estar contigo mismo, es una contingencia, que no se consigue fácilmente; es más, es algo prácticamente imposible. Ya me contó Ana que Goffman y otros investigadores, habían estudiado las dificultades que sobrevenían por la ausencia de intimidad en colectivos militares (y de otro tipo), que permanecían largos periodos de tiempo bajo un mismo techo.
Aquí, uno se acuerda del discurso occidental del acomodo, respecto a la necesidad de momentos de soledad, de ensimismamiento, de esa opción cada vez más en boga en las sociedades avanzadas, de elegir vivir solo. Y dándome cuenta de esa falta de intimidad, de recogimiento, de los momentos en que uno en soledad se relaja, sin embargo aquí, no siento tanto esa necesidad. Aquí, existe otra necesidad: la de estar siempre con otros, porque se vive una circunstancia excepcional. El egoísmo de la soledad, propio de las sociedades avanzadas no cuenta donde en un momento determinado, tu vida depende de la otra gente, y viceversa.Dicen que a eso se le llama “compañerismo”, o al menos así lo llamaban. EM