23.7.07

Así despido yo italia...

Afortunadamente escribo aún... muy despacio pero lo puedo hacer.
Anoche de repente se me empezó a inflar el dedo en el que había puesto mi anillo favorito, mientras tomaba una limonada en la calurosa Piazza Sto. Oronzo. Cuando llegué a casa intenté quitarme el anillo de todas las formas posibles, pero no lo logré: Tomó el aspecto de un pimiento morrón, y lo único que se me ocurrió fue darme antiinflamatorio en crema y luego ponerme un tomate cortado y vendármelo (un antiguo remedio que me dió resultado con alteraciones cutáneas).
Esta mañana el dedo continuaba igual o peor, así que para no despedirme de Lecce a la francesa, sino a la grande (tal y como siempre hago yo), me fui a urgencias a quitarme el anillo. Cuando la enfermera de urgencias vino amenazante hacia mí, con aquella tenaza de mecánico de autobús, ya era demasiado tarde para huir de la ssala de urgencias.
En vez de lo previsto, quitarme el anillo empeoró casi más la situación del dedo. Parecía primero quemado, luego blanco mortecino, luego amarillo de gangrena (gracias a la mercromina que me puse dado que me empezaron a salir diversas ampollas), luego a colores diversos con las erupciones... en fin, que terminé volviendo a urgencias.
No es una gangrena, como algún optimista sin gesto de hablar en broma que está a mi lado me decía..., sino una erupción o una especie de alergia al metal. El optimista del que hablo, anunciaba que en efecto, iba a ser una invalidez muy poco sustanciosa, por haberme ocurrido en la mano izquierda. Por eso, al oirle le metí en el coche de un empujón para irnos de nuevo al Hospital... no quería que peligrase mi carrera de escritora, que no poder nunca presionar teclas como la "S" "E""C" y alguna más... para algo aprendí yo taquigrafía.
Con una reacción alérgica y el dedo de todos los colores: así despido yo italia... infatti!