Si esta mañana en el congreso conmemorativo, Angel Pérez Gómez (catedrático de Didáctica) no nos hubiese hecho una hermosa disertación..., si nos hubiese preguntado directamente a nosotros alumnos y docentes ¿cómo veíamos la convergencia? o ¿que distancias encontrábamos en el transcurso de la evolución de los sistemas educativos?, de seguro no nos habría seducido igual ni nos habría hecho pensar.
La práctica del pensar se construye sobre un conocimiento previo, no existe posible sugerencia a teorías si no hay conocimiento sobre teorías y los alumnos (al menos los míos), se confiesan sin recursos para defender planteamientos o con miedo a errar al defenderlos.
Los nuevos planes recurrirán (como moda), a prácticas diversas y a cambio de mermar muchos de los contenidos a los que investigadores más dotados, más agudos que nosotros llegaron. Las horas son finitas... aunque se unan de dos en dos o de tres en tres.
Si sustraemos contenidos y llenamos las clases de prácticas o damos opción a que se paseen por las aulas..., tendremos a los alumnos en las facultades, pero se hablará de muchas cosas que nada tienen que ver con la educación.
No son pocos los que sospechan que los cambios de mentalidad que piden al docente hoy las leyes (en cualquiera de los niveles), tiene más que ver con una estrategia de disuasión de abandono de las aulas, más que con una mayor eficacia en la construcción del conocimiento.
Si seguimos "mamando" de la universidad, y nos queremos mantener en ella, es por nuestro deseo de aprender, y no de pasear por sus aulas.
Perdernos por el camino del conocimiento, por las bibliotecas, por los debates, por los foros (cualquiera que sea su formato)... pero para volver a encontrarnos en algún punto.
He vuelto a recordar de nuevo, que todo se puede defender y hay quienes lo hacen mejor que otros. La palabra es para ello, para seducir, y con ese conocimiento la utilizamos.
Estoy considerando seriamente hablar del poder de la palabra y de la capacidad de convicción en mis clases.
Hay quienes pueden seducir mejor, quienes saben hacerlo... y no hay asignatura posible en magisterio capaz de enseñar eso y si alguién la propone, será considerado como loco irremediablemente.
La práctica del pensar se construye sobre un conocimiento previo, no existe posible sugerencia a teorías si no hay conocimiento sobre teorías y los alumnos (al menos los míos), se confiesan sin recursos para defender planteamientos o con miedo a errar al defenderlos.
Los nuevos planes recurrirán (como moda), a prácticas diversas y a cambio de mermar muchos de los contenidos a los que investigadores más dotados, más agudos que nosotros llegaron. Las horas son finitas... aunque se unan de dos en dos o de tres en tres.
Si sustraemos contenidos y llenamos las clases de prácticas o damos opción a que se paseen por las aulas..., tendremos a los alumnos en las facultades, pero se hablará de muchas cosas que nada tienen que ver con la educación.
No son pocos los que sospechan que los cambios de mentalidad que piden al docente hoy las leyes (en cualquiera de los niveles), tiene más que ver con una estrategia de disuasión de abandono de las aulas, más que con una mayor eficacia en la construcción del conocimiento.
Si seguimos "mamando" de la universidad, y nos queremos mantener en ella, es por nuestro deseo de aprender, y no de pasear por sus aulas.
Perdernos por el camino del conocimiento, por las bibliotecas, por los debates, por los foros (cualquiera que sea su formato)... pero para volver a encontrarnos en algún punto.
He vuelto a recordar de nuevo, que todo se puede defender y hay quienes lo hacen mejor que otros. La palabra es para ello, para seducir, y con ese conocimiento la utilizamos.
Estoy considerando seriamente hablar del poder de la palabra y de la capacidad de convicción en mis clases.
Hay quienes pueden seducir mejor, quienes saben hacerlo... y no hay asignatura posible en magisterio capaz de enseñar eso y si alguién la propone, será considerado como loco irremediablemente.