11.3.08

Que yo no me diga

Que nunca me diga que no ha rebosado la última gota de champán por la cóncava copa, por el labio, por la boca.
Que no me diga nunca, que no me he puesto el mejor vestido que tengo en mi armario,
que no he dormido la más tranquila siesta,
que no he saboreado entre humeante café, diferencia de pareceres...

Que nunca me diga que no he expuesto mi mejor teoría, que no he argumentado linealmente.
Que no me diga que no he dado mi mejor clase, entrelazando limpiamente al menos una vez: ojos desnudos, labios abiertos, bocas selladas por momentos.

Que después de ver catedrales, murallas o monumentos, yo no me diga nunca que no he degustado la mejor puesta de sol.
Que no me lo diga,
que yo no me diga que no he vivido.