Mientras encuentro a Jardiel Poncela en la biblioteca del barrio, o me decido por algo de Ortega... ha caído en mis manos la sabrosa frase que se desprende de una reflexión anterior:
"Seducir es fragilizar. Seducir es desfallecer. Seducimos por nuestra fragilidad, nunca por poderes o signos fuertes. Esta fragilidad es la que ponemos en juego en la seducción y la que le proporciona esta fuerza.
Seducimos por nuestra muerte, por nuestra vulnerabilidad, por el vacío que nos obsesiona. Es secreto está en saber jugar con esta muerte a despecho de la mirada, del gesto, del saber, del sentido.
El psicoanálisis dice: asumir la propia pasividad, asumir la propia fragilidad, pero hace de ello una forma de resignación, de aceptación en términos todavía casi religiosos, hacia un equilibrio bien temperado. La seducción juega triunfalmente con esa fragilidad, hace de ella un juego , con sus reglas propias"
Por supuesto, Baudrillard, J.!! (2005): De la seducción, Catedra, p.80
"Seducir es fragilizar. Seducir es desfallecer. Seducimos por nuestra fragilidad, nunca por poderes o signos fuertes. Esta fragilidad es la que ponemos en juego en la seducción y la que le proporciona esta fuerza.
Seducimos por nuestra muerte, por nuestra vulnerabilidad, por el vacío que nos obsesiona. Es secreto está en saber jugar con esta muerte a despecho de la mirada, del gesto, del saber, del sentido.
El psicoanálisis dice: asumir la propia pasividad, asumir la propia fragilidad, pero hace de ello una forma de resignación, de aceptación en términos todavía casi religiosos, hacia un equilibrio bien temperado. La seducción juega triunfalmente con esa fragilidad, hace de ella un juego , con sus reglas propias"
Por supuesto, Baudrillard, J.!! (2005): De la seducción, Catedra, p.80