Canta la dulce sonatina, en las mentes... mientras que obsesivamente una parte de los demás, te recuerda lo que no se ovida y te hace pensar lo que nunca pensaste. Alguien dice hoy, cuando realmente lo necesitaste ayer, que tu voz o tu cara se parece un poco; hay quien te considera la madre; quien te ve como el socio capitalista; quien te mira con doble cara, porque dices tener según la ocasión uno u otro nombre; hay quien no te ve como poeta y sin embargo en tí suena de nuevo esa y otras dulces sonatinas cargadas de simbolismo, que locos e inconscientes, catalogarían de pedantes (fragmento de Rubén Darío):
" La princesa está triste...¿qué tendrá la princesa?
Los suspiros se escapan de su boca de fresa.
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
La princesa está pálida en su silla de oro,
está mudo el teclado de su clave sonoro;
y en un vaso olvidada se desmaya una flor
(...)
Calla, calla princesa -dice el hada madrina-,
en caballo con alas, hacia acá se encamina,
en el cinto la espada y en la mano el azor,
el feliz caballero que te adora sin verte,
y que llega de lejos, vencedor de la Muerte,
a encenderte los labios con su beso de amor!"
Tres enigmas, para quien me escribe y no haya tenido chivatazo:
UNO: ¿ De quién será el poema del que se reproduce una parte?
DOS: ¿Quien será la princesa?
TRES: ¿Porqué me siento yo Hipsipila?.