Mi viaje a Ítaca es el de la vida... llena de aventuras, y de miedos; de seducciones, de tanteos; de oportunidades perdidas y voluntarios pases toreros. Mi viaje es el viaje al centro de mi cuerpo, allá donde el sol sonríe e hiela la nieve; es el viaje del deseo y del querer sin querer. Mi viaje es tener de todo exceptuando el tiempo, al que siempre he añorado, como furioso amante que aún abandonando, es deseado. Un bandido y un robo, un beso nunca olvidado con labios mordidos y escalofríos bajo la sien recordados.
Mi viaje es el viaje del temor y también el del placer deseado. Es desear lo que no se tiene, es mantener lo que se ha ganado. Sobrevivir por encima de lo supuestamente sostenible. Mi viaje es la osadía, la inocencia, la espontaneidad, la ignorancia consciente: odiada. siempre odiada. Es querer expresar lo inexplicable, lo inexpresable, lo que de antemano se advierte insoportable. Existe un viaje a la muerte, que también es deseado, por fortuna solo en ciertos momentos. El resto de los momentos, desearía estar seguramente perdida, en esa nao, camino a ninguna parte, que no sea el no-deseo.
Mi viaje es el viaje del temor y también el del placer deseado. Es desear lo que no se tiene, es mantener lo que se ha ganado. Sobrevivir por encima de lo supuestamente sostenible. Mi viaje es la osadía, la inocencia, la espontaneidad, la ignorancia consciente: odiada. siempre odiada. Es querer expresar lo inexplicable, lo inexpresable, lo que de antemano se advierte insoportable. Existe un viaje a la muerte, que también es deseado, por fortuna solo en ciertos momentos. El resto de los momentos, desearía estar seguramente perdida, en esa nao, camino a ninguna parte, que no sea el no-deseo.