28.7.09

Marcha hacia la madurez

Siguiendo sus propios consejos, lo convino tras verse una mañana unos profundos surcos que no la abandonaban, después de dormir. No quería resignarse, dado que su escote era uno de los fuertes con los que contaba... así que como digo convino, acostarse desde entonces boca abajo, 0 bien justo lo contrario: boca arriba, pero no estaba acostumbrada y terminaba controlando durante toda la noche, la forma en la que dormía. Era una lata tener que empezar a controlar algo más que sus michelines, se dijo. Había llegado el momento de la bajada, de la depresión, de la decaída del cuerpo...el fAtídico momento de los pliegues y de las arrugas. Y es que no quería resignarse, aunque cada día la vida se l advirtiese como un castigo, como una horrible amenaza en el espejo.