14.2.08

Afortunado amor

Dicen las crónicas griegas, que Céfalo el rey de Tesalia, era gran aficcionado a la caza y solía ausentarse durante días a disfrutar de ella. Procris, su mujer, llegó a pensar que más que caza había engaño y desconfiando de su palabra le siguió en una ocasión para comprobar si era cierto lo que le decía él.
Así, la reina se escondió un día tras los matorrales y estuvo un tiempo apostada allí, esperando a que alguien se presentase. Como el rey escuchara un movimiento detrás de los matarroles, dirigió el golpe de flecha hacia allí. Se oyó un algo y él se acercó extrañando a ver su presa. Era su mujer, que había encontrado... tan solo la muerte.

Dicen que el amor es ciego y si ve algo debe ignorarlo. Es mejor no atarse a nada o no tener en ello exceso de celo. Algo así dijo Nietzsche en sus famosos aforismos. Siguiendo el mismo planteamiento, muchos piensan que es mejor no hablar tampoco... porque hablando nos equivocamos.
Yo he perdido muchas experiencias y vidas por no hablar... por eso ahora escribo y me acerco un poco más al deseo o intento amarrarlo (aunque sea en mi mente) para no perderlo. Siento ahora serena y calmada mi alma.

Afortunado amor
tan solo quiero tu olor.
No quiero ver ni hablar
sino escuchar tu voz.
No quiero una rosa
solo deseo un beso o dos,
amor

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