22.2.08

De nuevo se pasea sin temor,
por todos los rincones de mi cuerpo...
y esta vez oigo sarcásticos tonos en la voz,
y esta vez martillea mi pulso y
encoge también a cachos, mi corazón.

Hiere el alma que no encuentro,
a pesar de que busco y busco
como preciado tesoro de los mares,
como henchida vela sin viento rezumante.

Las venas se me hielan y siento
como escapándose de entre los labios
mi vaho frio
porque no desea, porque no siente,
porque solo teme.

Mi duda se pasea,
y recuerdos innombrables me persiguen
o a mí vienen sin que yo así lo quiera.

Yo no he convocado de nuevo
a estos fantasmas
y es la muerte la que burlona
me ofrece la figura de una niña volando,
la de un amante perverso,
la de una madre moribunda.

No quiero jugar al escondite.
No quiero salir corriendo.
No me dejan ya
fumar cigarrillos,
entre salas de espera
y espectáculos de farsa.
Sin embargo me golpea el temor
y sigo alimentando mis paupérrimas
esperanzas.

No soy yo, eres tú
y tu erecto amor yace agonizante
sobre la cama.