Estoy desde hace unos días asistiendo a una dinámica de grupos estilo americana, para dejar de fumar. Tengo que ponerme una fecha y empezar un tratamiento. Mañana empiezo con las pastillas porque yo no veo otra forma para dejarlo, y tengo ya fecha para probar. Ya tratamos cuestiones histórico-médicas (intentan no impresionarte demasiado) y psicológicas (la voz suave del psicólogo me gusta).
Pero a mí me da la impresión del psicótico, de que los que están allí son todos unos farsantes. No acabo de comprender que digan tanto que el tabaco te mata, que es una porquería, que ensucia, que quieren ser libres…como lo dicen en las misas los católicos americanos y otras jaurías. Yo en realidad no pienso tan así, porque me gusta. Quizá sean unos actores. Yo no voy a una consulta con un cigarro en la boca, ofrezco cierta compostura… aunque luego al salir quiera irme corriendo a fumar. Tampoco llevo bien visible (sino que lo escondo), el paquete de cigarros. No hago un pulcro registro en horas y minutos de hasta cincuenta cigarros fumados (porque no los fumo); y si los fumara, no me atrevería a decirlo con esa tranquilidad. No continúo fumando si he tenido un ataque cardiaco, o me han diagnosticado algo grave… no he estado a punto de morir por el tabaco y aún así tengo cierta resistencia y dudas sobre dejarlo. Tampoco entiendo que entre de repente corriendo una señora sin bata (cuando se trata de no impresionar), diciendo en voz altísima al doctor, que trae una radiografía con algo muy grave en los pulmones…, mientras los demás acojonados miramos minuciosamente lo que al trasluz se advierte.
A todos les falta un poco de compostura. O están todos peor que yo, o son actores.
El único que se salva (por su imperfección y juventud), es el psicólogo, al que yo intento mirar también de forma traslúcida.