15.7.09

JORNADAS LITERARIAS "LA NOVELA Y LA CIUDAD". CÁDIZ, 14 DE JULIO DE 2009 :



MI CRÓNICA DESENFADADA

Dicen que amor a simple vista no existe y yo confirmo, que una paradójica excepción se cumple en la literatura.

Igual que Madrid puede ser una amante perfecta, la escritura puede ser el seductor canto de sirenas que irresponsablemente nos atrae hacia un escritor porque... los escritores convencen y enamoran por lo que escriben y las formas de sus letras despiertan nuestros sentidos, de forma pasional y alocada, hasta que irremediablemente saciamos nuestras ansias, consumando sus escritos con una lectura de cortos sorbos (como la mía); o alocada y desenfrenada; o inocente; o crédula y creyente; o crítica... o la del suave atardecer que a fin se extingue, u otro sinfín de posibilidades.
La narración convence igualmente, aunque es más propia de supervedettes (si me permiten la libertad de españolizar lo inespañolizable)., y de showman ( Pero a un escritor le pedimos que nos seduzca con el lenguaje, que es distinto que seducir con sus palabras. Yo no pido que Lina Morgan se dedique a la literatura, pido que me haga reír con sus muecas.

Elvira Lindo convenció a un ardiente público, sobretodo americano, con sus cómicas observaciones sobre la realidad de dicho país y Caballero Bonald, entonó la hermosa y propia canción a la que nos tiene acostumbrados.
Si al fin me decidiera a ser una autora de éxito (algo que desgraciadamente no lo decide uno mismo, sino que es el otro lector quien lo decide), lo que más me costaría sería enfrentarme a mi posible lector en forma de público... porque creería que le tengo que convencer definitivamente de mis posibilidades como escritor..., y eso a mí me pone muy nerviosa.
Aún durmiéndose, debido a las extrañas horas en las que trabaja, Gómez Rufo me convenció absolutamente, con ese discurso cuidado y aliñado en la medida adecuada con las metáforas oportunas. Conoce bien el lenguaje y también su trabajo. Le elijo a él... y por eso fui con mi bici desde Kursala a Quórum en cuanto pude escapar, a comprar el único libro que tenían...

Ahora, me temo, le estoy devorando.

BEATRIZ