31.1.06

UNOS ME DEJAN DE HABLAR Y OTROS ME INTRANQUILIZAN

Unos con calma me dejan hablar y otros sin embargo me intranquilizan...
Me intranquilizan también los que de repente no me hablan y eso que en ellos intento casi no pensar.
La voz, la mirada... quiero describir lo que sienten y no puedo, adivina no soy, eso es seguro. Y es que la confusión nunca calma.
Hay quienes dicen que es preferible saber lo que piensa el diablo, incluso andar con él un trecho.
Yo prefiero caminar junto a personas sonrientes y saludar de buen grado cada mañana.
Hay quien me dice que no debo caer en la cuenta de lo que los celosos piensen. Yo prefiero que los celosos estén saciados, tranquilos.
Hay quienes te hablan con muy buenas palabras, te atusan el pelo, y te quitan incluso alguna que otra caspa.
Yo prefiero mirarme al espejo por las mañanas y hacerlo sola, ya no tengo edad para que otros cuiden así de mi, o por lo menos aquellos que no viven en mi misma casa.
Hay quienes incluso te miran con la cara desajustada.
Yo me ajusto entonces la falda y camino airosa cantando por ejemplo una habanera. Luego me miro al espejo para saber si se me ha descolocado el pelo o si tengo caspa. La verdad es que nunca tengo caspa.
Los hay que te hacen una jugarreta, la gozan, y luego te saludan con animosa cara cada mañana. Yo les devuelvo el saludo, aunque a esos no los quiero besar, ni quiero sentarme en su mesa, ni compartir ningún otro momento con ellos, más allá de lo que dure el saludo de la mañana.
No se porqué nos vemos constreñidos a hacer aquello que nos intranquiliza.ABPG